domingo, 8 de noviembre de 2015

La mutación del estado.

Lo que hoy conocemos como Estado ha sido una construcción de las sociedades. Para adelantarnos a la noción de Estado podemos acudir a  Aristóteles para quien el Estado es “una asociación política en vista del más importante de todos los bienes”, una asociación que forman por instinto natural los hombres con el desarrollo superior de otras asociaciones, como la familia y el pueblo[1].
Por su parte López Trigal hace un repaso por los distintos tipos de Estado desde los Absolutos, hasta el social y democrático. En el Estado Absolutista impera la ley del fuerte y el poder estatal está por encima de los individuos (ya que el rey gobierna por ellos, en lo que se conoce como Despotismo Ilustrado).
El Estado liberal de derecho, limita el poder por el imperio de la ley que procede a su vez de la voluntad general, tiene un origen contractual, establece la división de poderes y la soberanía de la nación.
El Estado Socialista concibe al estado como producto de la división del trabajo y la aparición de la sociedad de clases y por lo tanto es instrumento de dominación política de la clase poseedora de los medios de producción, sirve para la creación de condiciones favorables para el desarrollo de la producción, la represión y la integración ideológica de la clase explotada.
El Estado social democrático de derecho da un sentido positivo a la crítica marxista, asumirá la tarea de impulsar desde el poder y la legalidad de los ideales de libertad, igualdad y fraternidad, reformando el Estado Liberal y la estructura económica y social de la sociedad capitalista durante el siglo XX. Conforma dos principios básicos: subordinación del ejecutivo al imperio de la ley la aspiración del Estado de bienestar general.
Los elementos que constituyen el Estado tradicionalmente son el poder, entendido como el dominio, legitimación o jurisdicción que uno tiene para mandar o ejecutar una cosa. El pueblo, que es la población que habita en sociedad cada estado, que sería una nación si se cumplen una serie de rasgos diferenciadores, del que surgirá el Estado Nación, una nación es una unidad de población o grupo, con una identidad que los distingue. El territorio es la implicación geográfica del estado, el soporte físico o material del mismo. Todos los elementos están interrelacionados a través del Derecho.
Los Estados creados en América Latina luego de las independencias han tenido una fuerte impronta de la Revolución Francesa, que ayuda a borrar antiguos localismos y a formar una nación única e indivisible.  El sistema francés (que muchos países sudamericanos han adoptado) se conforma por una cadena de mando, la estructura jerárquica, el dominio del ejecutivo y la subordinación del legislativo, es centralizado. En tanto que el británico se caracteriza por la descentralización, el predominio del legislativo, el régimen de los comités y la participación activa del ciudadano. El sistema soviético usa un centralismo democrático, elecciones con candidatura única y fuertemente jerarquizado. Los gobiernos unitarios tienden a remodelar sus fronteras intraadministrativas con un fin utilitarista como modificar la economía y la eficacia gubernamental, mientras que los estados federales los límites intraadministrativos suelen tener similitudes con los internacionales. Ésta organización es un proceso continuo.[2]
Luego de la independencia, una de los primeros intentos de Estado la existencia del mismo se fundaba, de hecho, en uno sólo de sus atributos: el reconocimiento  externo de su soberanía política. Por lo cual es imperante la delimitación de un territorio sobre el que el Estado ejercerá su poder. Hoy las competencias de un estado sobre un territorio se encuentran delimitados, en lo que respecta  a los límites internacionales Balmaceda nos dice que es una línea trazada en virtud de acuerdos, arbitrajes, laudos, normas consuetudinarias, convenciones e imposiciones sugeridas tras tratados de paz, se trata de “la intersección entre dos soberanías cuya línea divisoria ha sido establecida mediante tratados y por trabajos topogeográficos y geodésicos efectuados en el terreno”. Por otra parte destierra lo que concierne a los conceptos de límites naturales o artificiales ya que considera que todos los límites en realidad son de creación humana, sólo que a veces estos se apoyan en hechos físicos[3]. Además de lo que comprende la superficie, Balmaceda dice que el territorio incluye el subsuelo, los mares contiguos, y el espacio aéreo y cósmico situado sobre las tierras y los mares contiguos.
La soberanía sobre los últimos espacios, estos son el acuático, el aéreo y el cósmico son analizados por André Sanguín. Él dice que la única soberanía de los estados sobre el mar consiste en impedir que otros naveguen, pesquen o vuelen sobre esa porción. A partir del siglo XVI con la competencia por el dominio de los mares s establece el concepto legalista de aguas territoriales, pero fue en 1977 cuando se impuso el principio de las 200 millas marinas a partir de un estado costero, subdivididas estas en 12 millas de mar territorial exclusivo y 188 millas de mar patrimonial económico. Entre otras consideraciones hay que resaltar lo que concierne al acceso marítimo de los Estados interiores, dice que cuando in vecino posee un ancho litoral, el estado interior queda en una situación de inferioridad. Para poder participar adecuadamente en el comercio internacional debe procurarse n acceso libre y seguro hasta el océano y debe negociar “derechos de paso inocente” es decir depende de su capacidad para mantener relaciones cordiales con sus vecinos. Se pueden proponer distintas opciones para lograr el acceso, como los pasillos, el libre tránsito ferroviario o la internacionalización de los ríos entendiéndolos como “grandes galerías hacia el océano”[4]
En cuanto al límite de la cosmos-atmósfera el límite se sitúa en los 40 a 160 km. De modo que hay quienes afirman que el cosmos no puede ser sometido a apropiación por parte de ningún estado y debe depender de las Naciones Unidas. También se lo considera como un espacio desmilitarizado, neutralizado, y consagrado a la investigación científica para beneficio de la humanidad.
Por otro lado, una vez dadas las bases para la organización el estado, se debe abordar la cuestión de los distintos modelos que se adoptan para organización territorial que puede encontrar respuesta en lo dicho por López Trigal y Benito Del Pozo, en cuanto que un Estado unitario existe un centro de poder que adopta todas las decisiones políticas y detenta el monopolio de la creación de normas jurídicas, aplicables en todo el territorio y a todos los ciudadanos, sin embargo en la práctica no existe un Estado unitario puro, presentando así elementos de descentralización políticas (unidades territoriales con algún grado de autonomía). En los Estados fuertemente centralizados se relaciona con distintas formas de totalitarismo
            El Estado federal tiene instituciones imprescindibles como los son la Constitución federal que fija los derechos y deberes de los Estados miembro, imponiendo ciertos límites a sus constituciones y garantizando su participación en la voluntad federal. Algunos autores han llegado a considerar el federalismo cono la forma política más geográfica del Estado, y puede interpretarse que es la forma más adecuada para afrontar con éxito las diferencias económicas y sociales que conllevan las grandes extensiones.
            La confederación, se encuentra en desuso desde fines del siglo XIX, cobra nuevo vigor en los planteamientos federalistas actuales. En este modelo los Estados que mantienen la Unión mantienen su independencia, su identidad como sujetos soberanos y entre ellos priman las relaciones de coordinación.
            El Estado regional y autonómico, que es una unidad territorial subestatal con poderes políticos propios creado por el Estado unitario. Tienen poderes políticos propios por razones administrativas, históricas y democráticas.
            En la actualidad existen nuevos modelos como los macroestatales, por ejemplo la Unión Europea. Castells asegura que no sustituyen los Estados nación existentes, sino que, por el contrario, es un instrumento fundamental de su supervivencia a condición de conceder cuotas de soberanía a cambio de obtener más voz en los asuntos mundiales y nacionales en la era de la globalización. La Unión Europea podría entenderse como un Estado red, característico de la era de la información con autoridad compartida lo que no impide la existencia de diferentes grados de poder entre los miembros que la componen[5].
            Por otro lado, el Estado también acciona sobre la delegación del poder. Andrés Sanguín describe el poder político y la organización en cuanto a la delegación del poder en diferentes niveles administrativos y las implicancias que las decisiones políticas puedan ejercer en un espacio geográfico así cómo la incidencia de los factores geográficos en la toma de decisiones. Éste último aspecto tiene tres factores esenciales, el carácter geográfico de los espacios políticos (localización industrial, ámbitos de población y la regulación de los transportes), la influencia de la actividad partidaria (sindicatos, iglesias, grupos de presión) y la influencia del entorno físico sobre la política (aridez, extensidad). Todo esto afectará las políticas públicas.

En cuanto a los servicios públicos, los mismos deben ser considerados en términos de distancia, accesibilidad, justicia social, bienestar público y equidad. Éstos pueden ser considerados como defensa (pasiva en tiempos de guerra y protección civil en tiempos de paz), recopilación de datos (estadísticas económicas, empleo, demografía) y administración (obras públicas, irrigación, drenaje, salud, educación, parques nacionales).  Aunque los mismos no sean grandes formadores de paisajes necesariamente implican una dimensión espacial bastante importante, como la escuela, el ejército, los medios de comunicación, etc.
Considera las divisiones estatales (por ejemplo las provincias) y hasta las subdivisiones (municipios), según Sanguín los sistemas políticos son ámbitos de organización humana establecidos para solucionar problemas públicos.

            En ese mismo sentido Di Pietro considera que estas divisiones locales son una estrategia que toma como mecanismo dinamizador los procesos de desarrollo endógeno (cita a Vázquez Barquero). Sin embargo esta organización no logra corregir la distribución desigual del ingreso ni las asimetrías regionales. Asimismo el desarrollo económico no se acompaña con un aumento de la equidad ni la disminución de la pobreza.

Asimismo los Organismos Internacionales de crédito han tenido que reevaluar su actuación, y han modificado su perspectiva de análisis, con una visión más amplia e  integral de desarrollo. También han tenido que ser revisadas teorías como el modelo del “derrame”, revalorizar el capital humano y social. Poner énfasis en la necesidad de articular desarrollo económico y el social.
El contexto incide en el desarrollo local, por ejemplo la globalización y la dinámica financiera y económica, así como la insuficiencia de los modelos tradicionales de desarrollo y por último los procesos de Reforma del estado y la descentralización de las políticas públicas.
En “El sistema internacional de fin de siglo”, López Trigal y Del Pozo analizan la situación que devino luego de la guerra fría, cuando se disuelven los dos bloques y se construye un nuevo orden. Encuentra una serie de cambios sustanciales como la construcción de la Unión Europea, la crisis del Estado Nación, el auge de los nacionalismos, y el fundamentalismo religioso. Las consecuencias se materializan en el mapa político, la geopolítica, las fronteras y las relaciones. Se lleva a cabo una recomposición de fronteras y Estados Unidos se alza como única potencia. Cuando describe el resto de los actores mundiales lo hace de la siguiente manera: la realidad Latinoamericana se presenta con hábitos democráticos frágiles, economías dependientes y periféricas. En África predominan el hambre y las guerras, es políticamente inestable, al margen de  economía mundial. En cuanto a Asia, la caracteriza con la región emergente, principalmente con China, India, Japón y “Los cuatro tigres”, Singapur, Taiwán, Hong Kong y Corea del Sur.
Actualmente la globalización ha causado la modificación del modelo de Estado, caracterizado por las privatizaciones y la despatrimonialización del Estado. Esto aparece como una competencia entre lo público y lo privado. Castells   lo describe como “el Estado rígido, centralizado, anclado en una soberanía ficticia, superada por los flujos globales y dosificado en la ideología nostálgica de ser una unidad de destino en lo universal que ha quedado obsoleto”. A su vez Milton Santos dice que hoy evolucionamos de la noción de Estado territorial a la noción posmoderna de la transnacionalización del territorio, al tiempo que se cuestiona la idea de comunidad política nacional por las implicancias del poder de las identidades culturales y religiosas, y el renacimiento de los nacionalismos en todas sus variantes. El estado tiende a la internacionalización y transnacionalización. La globalización o mundialización genera interdependencia y se institucionaliza la cooperación internacional.
Podemos concluir en que el estado ha perdido en los últimos años su poder de decisión, con lo cual su soberanía se ve afectada y su competencia para los asuntos políticos internos. Hoy sus decisiones pueden ser precipitadas por una directiva de algún organismo internacional o la presión de los intereses de determinados grupos de interés. Es decir que se aleja de aquella primera versión, que encontraba su germen en la revolución francesa. La aceleración de este proceso encuentra la explicación en la globalización y la implementación de políticas neoliberales. Así la autoridad estatal pierde fuerza, mientras que la economía se abre al exterior, como contrapartida de la internacionalización. Nos queda por contemplar las implicancias que esta nueva forma de estado tiene en su sociedad.

 “La ausencia del estado es la no ausencia del estado”
Desde 1930 comienza a surgir lo que tradicionalmente conocemos como un Estado interventor, que se lo relaciona con un Estado presente, con pleno empleo, aumento de salarios, basado en la democratización social en los que Toussaint llama “el eclipse del laissez-faire”. Esto deviene del período posterior a la crisis de Wall Street y las guerras mundiales.
Sin embargo no podríamos decir que luego de los ’70 cuando este modelo cae el Estado se ausenta, ya que en política no existen los vacíos y los lugares que unos ya no ocupan son ocupados por otros. Es en esta etapa cuando se instala la ideología neoliberal y se instala por tres décadas hasta la crisis de 2006-2009, aunque todavía encuentra mucha validez en las universidades según Toussaint. El origen de este retorno se encuentra en la Crisis del Petróleo, es entonces cuando se emprende una batalla ideológica contra las posiciones Keynesianas del Norte así como las ideas desarrollistas del Sur y contra las socialistas o marxistas de diferentes puntos del planeta.
La instalación neoliberal encuentra sustento ideológico en las doctrinas de David Hume, Adam Smith, Kant, entre otros. En este sentido se instala lo que Toussaint llama la contrarrevolución liberal que enfrenta a la revolución keynesiana. En lo que concierne a América Latina, Chile ha sido desde 1973 el laboratorio de estas políticas durante la dictadura de Pinochet. Fue el estado quien cedió el espacio para que ese laboratorio funcionara, al igual que en nuestro país.
            De igual manera, este espacio propicio para la instalación del nuevo modelo también abrió las puertas al libre comercio, que sirve de máscara para la anulación de la conquista de los trabajadores y de los oprimidos en general a quienes presenta como si fueran opresores. Esto último se lleva a cabo por medio de la estigmatización, en detrimento de los movimientos sindicales y las legislaciones que protegen a los trabajadores.

            Estas políticas fueron lanzadas de los organismos internacionales, como el Banco Mundial y el FMI, e implementadas sistemáticamente por los estados. Son los dirigentes políticos, los devotos del mercado (en especial del financiero) quienes lo montan como una religión. Los gobiernos que dirigen llevan a cabo privatizaciones y crean la ilusión que la población puede formar parte de los ritos del mercado (compra y venta de acciones) y que podría beneficiarse si sigue correctamente las señales  del mismo. Los operadores de todo esto son los principales dirigentes de las 200 multinacionales más importantes del mundo con la ayuda de organizaciones internacionales, tales como el G7 y el FMI, el BM y la OMC. Así es que hoy en día el dinero atraviesa fronteras sin ninguna imposición fiscal. Las fórmulas de dichos organismos no sólo han fracasado en la estabilización y en el desarrollo, sino que además han intensificado el estrangulamiento externo de los países, han aumentado la miseria de las grandes masas desposeídas, poniendo al rojo vivo las tensiones sociales, y han precipitado la desnacionalización económica y financiera, al influjo de los sagrados mandamientos de la libertad de comercio, la libertad de competencia y la libertad de movimiento de los capitales.
            Las empresas privadas ganan terreno en el poder, Galeano cita a un ministro de gobierno brasileño que asegura “Fuerte, en Brasil además del propio estado, sólo existe el capital extranjero, salvo honrosas excepciones” y el autor agrega: “y el gobierno hace todo lo posible por evitar esta incómoda competencia a las corporaciones norteamericanas y europeas”. En ese país las políticas implementadas por la dictadura militar lograron que entre 1964 y 1968 quince fábricas de automotores o piezas por Ford, Chrysler, y otras empresas extranjeras. En el sector electrónico tres empresas brasileñas fueron a parar a manos de empresas japonesas y esto se extiende al resto de las industrias. Las inversiones imperialistas tanto en Argentina como en Brasil hundieron las industrias y las economías locales. Las ahogaron gracias a las facilidades que se les otorgo desde el Estado que no impone limitaciones a la entrada de capital extranjero, ni a la salida de las ganancias, ni a la repatriación de capital, se exime de impuestos a las empresas internacionales y se les brinda tasas especiales de cambio.
            Pero ¿No afecta que las empresas extranjeras se instalen en América Latina a la división internacional del trabajo?, esto lo responde Galeano de la siguiente manera: “las inversiones que convierten a las fábricas latinoamericanas en meras piezas del engranaje mundial de las corporaciones gigantes no alteran en absoluto la división internacional del trabajo. No sufre la menor modificación el sistema de vasos comunicantes por donde circulan los capitales y las mercancías entre los países pobres y los países ricos. América Latina continúa exportando su desocupación y su miseria: las materias primas que el mercado mundial necesita y de cuya venta depende la economía de la región y ciertos productos industriales elaborados, con mano de obra barata, por filiales de las corporaciones multinacionales. El intercambio desigual funciona como siempre: los salarios de hambre de América Latina contribuyen a financiar los altos salarios de Estados Unidos y de Europa”.
            Para describir la incidencia del Estado en el devenir de su destino se puede analizar el caso de Grecia, al igual que en nuestro país su deuda fue contraída mayormente durante la dictadura militar entre 1967 y 1974. En 2004 la organización de los Juegos Olímpicos en ese país implico un presupuesto de 1.300 millones de dólares, costo que se multiplica por cuatro en sólo unos pocos años. A esto se le agrega un aumento de la deuda por contratos firmados entre los gobernantes y empresas privadas (como el caso de Siemens, acusada de pagar sobornos a políticos en Grecia). Por otra parte, se produce un endeudamiento privado, las familias eran tentadas masivamente a la compra y por los bancos y sector comercial privado, se endeudaron masivamente.
            Tras el estallido de la crisis el gobierno griego ha sido presionado una y otra vez por las recetas de los organismos internacionales que exigen el ajuste en los gastos sociales y medidas de austeridad, sin embargo no se tocó el presupuesto de Defensa ya que los gobiernos francés y alemán deben asegurarse la exportación de armas, ya que curiosamente Grecia gasta más en armamentos que cualquier potencia europea. La “bola de nieve” comienza en 2010, cuando las autoridades del país piden prestado capital para reembolsar intereses.
            En conclusión, es el Estado quien ha implementado sistemáticamente políticas que llevan a la acumulación de capitales por una parte de la sociedad y derivan a la otra parte a la miseria y al hambre. La ausencia del estado no es accidental ni tiene el más mínimo sesgo de inocencia, sino que es una ausencia ficticia y planificada. Estas medidas sirven para seguir rodando los engranajes del sistema capitalista, sin explotador ni explotado el sistema se vería en peligro. Asimismo cuando el Estado pretende estar mirando para otro lado, se genera el clima propicio para actividades ilícitas, esto explica el crecimiento del narcotráfico y los eventuales casos de corrupción ligado al mismo. O la venta de tierras a precios irrisorios o aquellas que pertenecen a los pueblos originarios a megaemprendimientos inmobiliarios o magnates extranjeros, o multinacionales como Monsanto.
            El sistema capitalista necesita que el Estado se haga invisible y el estado lo acepta, no sin recibir los dirigentes su parte a cambio. Como cuenta Galeano refiriéndose a Brasil: “La Ley 56.570, promulgada el 6 de julio de 1965, reservó al Estado la explotación de la petroquímica; el mismo día, la ley 56.571 derogó la anterior y abrió la explotación a las inversiones privadas. De esta manera, la Dow Chemical, la Union Carbide, la Phillips Petroleum y el grupo Rockefeller obtuvieron, directamente o a través de la «asociación» con el estado, el filet mignon tan codiciado: la industria de los derivados químicos del petróleo, previsible boom de la década del setenta. ¿Qué ocurrió durante las horas transcurridas entre una y otra ley? Cortinados que tiemblan, pasos en los corredores, desesperados golpes a la puerta, los billetes verdes volando por los aires, agitación en el palacio: desde Shakespeare hasta Brecht, muchos hubieran querido imaginarlo.” De esta manera, mientras el pueblo percibe una “Ausencia del Estado”, en las mesas chicas y despachos se juega el destino de toda una sociedad.




[1] López Trigal, “El estado y sus elementos”, pág. 17.
[2] Sanguín Andrés, “Política pública y geografía”. Pág. 98
[3] Balmaceda Raúl, “Integración territorial Argentina. El Estado y su territorio”. Pág. 18.
[4] Sanguín André, “El espacio acuático, aéreo y cósmico”. Pág. 139.
[5] López Trigal, Del Pozo Benito. “La Administración Pública y la organización territorial del Estado”. Pág. 232.

BIBLIOGRAFÍA
Sanguín Andrés, “Política pública y geografía”.
Di Pietro Paolo Luis José, “Hacia un desarrollo integrador y equitativo. Una introducción al desarrollo local”.
Balmaceda Raúl, “Integración territorial Argentina. El Estado y su territorio”.
López Trigal, Del Pozo Benito. “El estado y sus elementos. La Administración Pública y la organización territorial del Estado”.
López Trigal, Del Pozo Benito. “El sistema internacional de fin de siglo”
Sanguín Andrés, “El espacio acuático, aéreo y cósmico”.
Galeano, Eduardo. “Las venas abiertas de América Latina”
Toussaint, Eric. “Neoliberalismo. Breve historia de un infierno”.

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